Querida maestra Isabel,
Hoy nos toca despedirnos de ti, pero no de la huella que dejas en cada rincón de este colegio y en los corazones de todos nosotros. A lo largo de los años, has sido mucho más que una maestra: has sido una amiga, una compañera, una segunda mamá para muchos de nuestros pequeños. Tus cuentos han llevado a los niños y niñas a mundos mágicos, pero sobre todo les has enseñado a soñar y a creer en lo que es posible.
Cada palabra tuya estaba llena de cariño y sabiduría, y todos los que hemos tenido el honor de compartir esta etapa contigo nos llevamos un pedacito de ese amor que ponías en todo lo que hacías. Mantener la disciplina en clase nunca fue un reto para ti porque siempre lo hacías desde el respeto, y con una sonrisa que hacía que cada día fuera más fácil para los que te rodeaban. Esa palabra de ánimo en el momento justo eran lo que necesitábamos, grandes y pequeños.
Nos vamos a acordar de ti no solo por lo que enseñabas, sino por cómo lo hacías: siempre dispuesta a ayudar, siempre atenta a los demás, siempre con el corazón abierto. Has sido un verdadero ejemplo para todos nosotros, y no hay forma de agradecerte todo lo que nos has dado. Las familias, los niños y nosotros, tus compañeros, te vamos a echar mucho de menos.
Te deseamos lo mejor en esta nueva etapa, que sabemos estará llena de alegría, descanso y nuevas aventuras. Pero no creas que te vas a librar de nosotros tan fácilmente: siempre serás parte de esta gran familia, y aquí tendrás tu hogar cada vez que quieras volver.
Con todo nuestro cariño y gratitud.